“En la esquina de la plaza hay un ultramarinos. La dueña, doña Carmen, atiende detrás del mostrador desde hace más de 50 años”
En una de las clases de español de Hablamos, los estudiantes encontraron el párrafo anterior en uno de los textos. A todos les llamó la atención la misma palabra: ultramarinos.
Suena antigua y la verdad es que no es fácil adivinar su significado si no conoces su historia. Hoy, en nuestro blog, te contamos de dónde viene y por qué estas tiendas fueron tan importantes en la vida de los españoles.
¿Qué significa “ultramarino”?
El adjetivo ultramarino viene del latín ultra mare, que significa literalmente “más allá del mar”. En la época del Imperio español, a partir del siglo XVI, España mantenía un intenso comercio con sus provincias de América, Asia y África. De allí llegaban productos exóticos y valiosos: cacao, café, azúcar, tabaco, especias… Todos estos productos eran conocidos como “productos de ultramar”.
Al principio, esos productos solo se vendían en las ciudades portuarias, como Cádiz o Sevilla. Al principio eran los propios marineros los que los cargaban y vendían para poder sacar un pequeño extra a su sueldo. Pero pronto los comerciantes vieron el negocio. Se comenzaron a abrir pequeñas tiendas que vendían estos productos importados. Con el tiempo esas tiendas empezaron a llamarse “tiendas de ultramarinos”.
En el siglo XIX, el término se amplió: ya no solo ofrecían productos del otro lado del océano, sino todo tipo de alimentos y artículos básicos. Se convirtieron en el comercio esencial de cada barrio o pueblo.
Lugar de encuentro
Las tiendas de ultramarinos eran mucho más que un lugar para comprar. Eran el corazón social del barrio. El tendero conocía a todos los clientes, sabía quién debía dinero y quién tenía una buena noticia que contar.
La venta era a granel: el arroz, las legumbres o el azúcar se pesaban al momento y se envolvían en papel de estraza. Había libretas donde se apuntaban las compras “a fiado” (a crédito). En resumen, las tiendas de ultramarinos ofrecían un trato cercano que hoy casi hemos perdido.
Del mostrador al supermercado
A partir de los años 60 y 70, los supermercados comenzaron a sustituir a las pequeñas tiendas de ultramarinos. La compra se volvió más rápida, variada y segura, pero también más impersonal.
Muchas tiendas de ultramarinos de barrios y pueblos terminaron cerrando, pero otras muchas supieron adaptarse a las nuevas corrientes.
En Madrid, muy cerca de la escuela Hablamos, podemos encontrar ultramarinos convertidos en herbolarios, supermercados de productos ecológicos o incluso bares.
La palabra “ultramarinos” nos recuerda una parte importante de la cultura española: el comercio, la cercanía y la vida de barrio. Así que, si alguna vez paseas por una ciudad española y ves un cartel que dice “Ultramarinos Pepita”, no dudes en entrar. Quizás encuentres algo más que comida.
Si quieres conocer más sobre cómo la historia ha influido en el español y viceversa, no dudes en apuntarte a Hablamos. Pide información, haz nuestro test de nivel y ¡comienza a aprender!
We look forward to seeing you at Hablamos!
Hablamos – full-on Spanish!

