Marinella, brasileña, 62 años (pero parece muchísimo más joven) Llegó a Madrid desde Sao Paulo para estudiar durante un año español en Hablamos.
“Me encanta España. Siempre quise estudiar español y ahora que me he jubilado. ¡Por fin puedo!”
Sus primeras semanas fueron difíciles porque había muchas diferencias culturales entre su país y España, entre su ciudad y Madrid. Pero Marinella, lejos de perder el ánimo, convierte los malentendidos culturales en divertidísimas anécdotas que cuenta cada mañana en clase. Le hemos pedido que nos cuente algunas de ellas para nuestro blog.
¡Adelante Marinella!
Hola, hola. Mi nombre es Marinella y soy brasileña. Estudio en Hablamos desde el 3 de noviembre. ¡Solo un mes!
Me encanta España: su cultura, su comida. Y Madrid también. ¡Es maravilloso! Siempre hay cosas que hacer. ¡Sobretodo ir de compras!
Cuando llegué a Madrid, pensé que mi español era bueno… hasta que fui a una cafetería. Pedí un café con leche grande. El camarero me preguntó: ‘¿En vaso o en taza?’. Yo no sabía qué decir. En Brasil no tenemos esa pregunta. Me puse nerviosa y respondí: ‘¡Sí!’. El camarero se rio y me enseñó las dos opciones. Yo también me reí viendo que mi respuesta había sido tonta. Fue mi primera lección en Madrid.
En Sao Paulo todo va rápido. Aquí también, pero de otra forma. Cuando crucé la calle por primera vez, los coches pararon para dejarme pasar. ¡No lo podía creer! Casi saludo al conductor para darle las gracias. Las primeras veces parecía que saludaba a mucha gente por la calle. ¡Todos me parecían muy simpáticos!
Me encanta ir de compras. Un día estaba en el ascensor de un centro comercial. De pronto sonó por los altavoces una voz que decía. ¡Cuidado, cerrando las puertas!’. Yo entendí solo ‘¡cuidado!’, así que pensé que pasaba algo peligroso. Miré a todos muy nerviosa. Pero la gente estaba tranquila, mirando sus móviles. Cuando las puertas se cerraron, entendí todo. No había ningún problema… solo era un aviso normal.
¡Pero lo más difícil es el idioma! Yo pensaba que el español es muy fácil porque se parece mucho al portugués. ¡Pues no! Uno de los primeros días fui a una farmacia y le dije a la señorita “Quiero una escoba, por favor”. La chica no me entendía… “¡Una escoba, de dientes!” le dije haciendo muchos gestos. Las dos estábamos muertas de risa, igual que mi profesora cuando me explicó que “escoba” es lo que se usa para barrer y “cepillo de dientes” es lo que yo quería comprar.
Madrid ya es mi casa. Cada día aprendo algo nuevo, en la calle o con mi profesora. A veces entiendo todo. A veces no entiendo nada. Pero siempre hay alguien que me ayuda. Me encanta esta ciudad y estoy aprendiendo tanto que me da pena haber esperado tanto para vivir esta aventura.
¡Muchas gracias, Marinella! Nos alegramos muchísimo de que estés disfrutando tanto de tu estancia en Madrid y que en Hablamos estés aprendiendo tantas cosas.
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